En esta entrada voy a contar mis diversas experiencias intentando conseguir que una editorial grande publicara mis novelas. Interesará a todos los autores que cada año lo intentan. Es importante ser conscientes de que los que lo consiguen sin ser conocidos con anterioridad por otros motivos (celebridades) se cuentan con los dedos de la mano.
Las editoriales grandes no leen manuscritos no solicitados.
Las editoriales grandes no aceptan manuscritos que no pidan ellos o que no vengan avalados por un contacto válido, en ocasiones un agente, en otras otro escritor al que conozcas, o un periodista…
Y, por supuesto, los aceptarán de inmediato si el aspirante a escritor es conocido de forma masiva por cualquier motivo: un periodista al que ven, escuchan o leen millones, un cocinero famoso, deportistas, actores, celebridades de cualquier tipo y condición.
Si eres desconocido y no tienes a nadie que te avale, olvídalo.
El grupo Anaya lo reconoce en su web, Random House y Planeta permiten subir manuscritos, pero no los leerán sin referencias.
Mi primer intento a través de un contacto.
En 2012-13 conseguí que un editor importante de Plaza y Janés valorara mi primera novela a través de un contacto de mi discográfica EMI. Habíamos lanzado el CD recopilatorio de música clásica con las piezas elegidas por la autora de 50 sombras de Grey. Gracias a ello conseguí que una editora de alto nivel de ese sello la leyera.
En su valoración me decía que estaba muy bien escrita, que la forma en que desarrollaba las escenas, tanto las familiares del protagonista como las que se producían en la empresa con la trama de intriga y corrupción empresarial se leían muy bien. No obstante, me dijo que para Plaza la trama se quedaba corta, que era demasiado simple.
Bien, me dije, tan solo tenía que complicar la trama. Añadí un cómplice, di un par de giros finales y la reenvié. No me contestaron.
Un aprendizaje: solo tienes una oportunidad. No van a leer una novela dos veces.
La novela finalmente publicada, No siempre puedes conseguir lo que quieres, fue finalista del premio Fernando Lara y es infinitamente más compleja que aquella primera versión, pero, de nuevo, solo tienes una oportunidad. Cuando años después intenté retomar aquel contacto, me pusieron como excusa (real) que tenían comprometido el calendario para los próximos dos años y opté por una coedición, pero esa es otra historia.
Segundo intento, búsqueda de un agente
Mi segundo intento fue con mi novela Herencia, una historia de ficción contemporánea que desarrolla la historia de un enfermo de trastorno bipolar y su familia. El impacto en su mujer y en su hijo, el receptor de la herencia del título, de convivir con alguien que sufre esa enfermedad. Todo ello en paralelo con treinta años de la historia de España, de 1980 a 2010. En la novela se desarrolla el concepto de que España, como el protagonista, sufría también esa enfermedad. Ese ha dejado de ser el caso, ahora es esquizofrénica.
En esa ocasión no conseguí contactos válidos dentro de las grandes editoriales. Les tuve que enviar la novela por los canales “oficiales” y ninguna respondió. No olvidéis que no solo existen las grandes, hay decenas, o cientos, de editoriales que la hubieran recibido con los brazos abiertos a la espera de vender unas pocas copias en base a mi esfuerzo como autor.
También se la envié a agentes con el mismo resultado, salvo dos, que me dijeron que no aceptaban representar a autores a los que ellos no hubieran contactado sin hacer una valoración literaria que el autor tendría que pagar. Tenía mucha curiosidad, con lo que acepté la primera propuesta en esa línea. Era muy barato, unos 200 euros, estoy seguro de que no lo hacían por dinero, sino como filtro.
Estoy contento con la valoración que me hicieron. Todo en ella era positivo o subsanable. Apliqué las propuestas de mejora que me hicieron y la novela es mejor gracias a ello.
La valoración final me satisfizo plenamente… salvo en una frase.
“La novela es una lectura interesante e incluso necesaria para aquellos lectores que quieran profundizar sobre los trastornos mentales. La lectura es fluida, estremecedora la trama en algunos momentos, y el autor ha conseguido ofrecer un retrato realista de un enfermo mental consciente de que lo es. La novela toca la fibra del lector y puede ser esperanzadora para quien haya vivido esa situación familiar o tema haber heredado una enfermedad mental. Está destinada a un tipo de lectores sensibles, interesados en los temas que trata y dispuestos a sumergirse en un texto emocionalmente complejo”.
La frase que no me satisfizo era:
“Ahora bien, a pesar de sus indudables virtudes, no puede decirse que esta sea una novela con tirón comercial”.
Les di las gracias diciendo que eso mismo les hubiera servido para rechazar Crimen y Castigo o Alguien voló sobre el nido del cuco. Por supuesto, no me contestaron.
El caso es que, en lugar de publicar Herencia con cualquiera de las decenas de editoriales pequeñas, tanto si eran “tradicionales o de coedición” como si eran de “autopublicación” la aparqué. No considero que en esta ocasión estuviera cerca de conseguir una oferta de una editorial grande, pero lo menciono aquí porque ilustra muy bien la situación de la industria y, además, me sirvió de motivación para mi siguiente intento. Aparqué Herencia para otro momento y me propuse escribir una novela que tuviera verdadero tirón comercial.
Tercer intento, uso de contactos para una novela con verdadero tirón comercial.
Tras escribir una novela de intriga (con tirón comercial) y polémica a más no poder por la trama, un premio literario corrupto (tirón comercial al cuadrado), y la subtrama principal, ni más ni menos que la memoria histórica y un complot para sustituir la monarquía por una república (tirón comercial al cubo) conseguí, como en mi primera novela, a través de contactos, que la leyera un editor de uno de los grandes sellos editoriales.
Es posible que no fuera todavía perfecta, para ello necesitaría con toda seguridad la ayuda de la editorial, pero quizá vieran el potencial de la historia: no tenía un simple tirón comercial, este estaba elevado al cubo.
De los dos grandes grupos editoriales descarté uno porque uno de sus editores, cuando le planteé la premisa de mi novela, me dijo:
“Entre los grandes grupos de comunicación puede causar rechazo. Para no empezar el partido con un gol en contra, ¿no podrías cambiar la trama de modo que en lugar de una editorial quien diera el premio fuera un periódico o cualquier otra institución?”
Sí podía, pero no quería.
Con lo que mandé mi novela a través de un contacto a un editor importante del otro gran grupo. En esta ocasión sí, como con mi primera novela, utilizando el símil futbolístico, volví a dar en el palo.
Esta fue su respuesta final.
“Ya hemos leído y valorado tu manuscrito, así que paso a comentarte nuestra opinión. La novela funciona, es entretenida, su estilo es claro y sencillo de seguir, utilizas un tono cercano y accesible, y la lectura es cómoda y amable. Es un cozy crime ambientado en el mundo editorial que tiene un escenario original y una premisa atractiva”.
Hasta aquí todo bueno. Cualquier pega que pudiera ponerse tras la lectura podría subsanarse durante la fase de revisión en la que colaboran editor y autor. Tras ese inicio venían, como os podéis imaginar, los “peros”.
“Dicho todo esto, es verdad que la investigación es principalmente intelectual, por lo que el texto, en algunos puntos, se convierte en algo plano y monótono: le falta acción”.
La novela es un homenaje a Agatha Christie, con lo que es eminentemente intelectual. De todas maneras, la podía revisar y añadir acción. Lo cual he hecho sin comprometer la esencia de la novela. Primer pero solucionado.
“Eso afecta el ritmo y al interés de la trama, junto con el hecho de que una vez se conoce la resolución del crimen, el libro se alarga unas decenas de páginas más aportando información que no nos parece tan útil de cara al disfrute de los lectores”
Podía haberlas cortado, esté o no de acuerdo. En la versión que va a salir se mantienen, aunque reescritas. Sirven de enlace para el segundo caso que resolverá la detective Tina Iraola. Segundo pero solucionado.
“También la representación que se hace del mundo editorial es a veces un poco fantasiosa, y, aunque compramos la sátira, no sabemos si le resta verosimilitud a la novela”.
No sé muy bien qué decir a esto. Yo creo que es muy verosímil desde el punto de vista de un narrador no fiable y con una editorial ficticia que no se parece en nada a ninguna existente, pero “que pudiera ser”. De hecho, mi representación del sector literario es bastante más halagüeña en general que la que hizo en la práctica un autor consagrado como Lorenzo Silva al presentar una novela con seudónimo a las editoriales (“Y te irás de aquí” con el seudónimo de Patricia Kal,)y acabar regalando la novela o Arturo Pérez-Reverte en su artículo “Las editoriales tienen muy poca vergüenza”
Pero eso es otro asunto, la cuestión para mí era si, después de los peros, la editorial estaba dispuesta a trabajar con el autor, yo, en subsanarlos. Solo quedaba la valoración final.
“Como digo, es una propuesta eficaz y destacable. Pero en XXXXXX somos especialmente exigentes a la hora de apostar por autores nuevos y desconocidos en nuestro catálogo, así que siento decirte que, a pesar de sus virtudes, nos vemos obligados a rechazar tu manuscrito. En cualquier caso, te agradezco que nos lo enviaras y te deseo mucha suerte con el mismo”.
El que sea un autor nuevo y desconocido no es subsanable, desde luego.
Conclusión
He renunciado a publicar con una editorial grande y voy a usar una editorial de autopublicación cuyo modelo de negocio me ha convencido. Eso de momento. Pudiera ser que si la novela, pese a todas las dificultades inherentes al camino que he decidido tomar, la autopublicación apoyada por mi propio dinero, tuviera éxito, fueran ellos los que me llamaran, pero no me voy a pasar toda la vida esperando a que eso pase.
En esta ocasión estoy apostando por mí mismo y mi novela “comercial”, invirtiendo un dinero que seguramente no recupere, y dedicando un tiempo no solo a escribir, que es lo que más me divierte, sino también a este canal y a RRSS, que resulta que también lo hace, y a pasearme por España por librerías y ferias dando a conocerla. Como siempre digo, sigue siendo un hobby más barato que otros muchos y, afortunadamente, estoy en una situación económica lo suficientemente holgada para ello.
Quizá os preguntéis qué haría si me llamaran de una editorial grande para hacer otra edición de alguna de mis novelas o publicar una nueva. Supongo que podría decirles que sí, pero no les resultaría ya tan barato. Si este canal pasara de determinado número de vistas lo harán sin duda. Y en mi caso no necesitarán que un “negro” escriba mis futuras novelas por mí.